martes, 13 de junio de 2017

Martes peliculero

Gladiator
En el año 180 d. C. el general hispanorromano Máximo Décimo Meridio lidera al ejército romano hacia una importante victoria sobre las tribus germánicas cerca de Vindobona, poniendo fin a una larga guerra en el limes del imperio romano. Se gana así la estima del anciano y enfermo emperador Marco Aurelio, quien a pesar de tener un hijo, Cómodo, decide que a su muerte sea el general el que ostente el poder temporal hasta que el senado de Roma asuma finalmente el gobierno del imperio. Cuando su padre le informa de su decisión, Cómodo asesina a su progenitor en un ataque de rabia y se hace con el poder. Cómodo intenta ganarse la lealtad de Máximo, pero el militar se percata de lo que ha sucedido. En ese momento el general es traicionado por su amigo, Quinto, que a su pesar instruye a los pretorianos para que lo ejecuten a él y a su familia en Hispania. Máximo consigue deshacerse de sus verdugos y emprende el retorno a su hogar a toda velocidad, pero no llega a tiempo de salvar a su mujer y a su hijo.
Después de enterrarlos, Máximo queda inconsciente por el cansancio, el dolor de la pérdida, y por una profunda herida causada durante su fallida ejecución, momento en que cae en manos de esclavistas que lo trasladan a Zucchabar, en el norte de África. Allí es comprado por el lanista Próximo y obligado a luchar como gladiador en la arena. Conoce y entabla amistad con Juba y Hagen, el primero de los cuales le pide que tenga fe y no desespere, que finalmente se reunirá con su familia en la otra vida.
Mientras tanto, en Roma, Cómodo es coronado emperador y ordena que se inicien varios meses de juegos y luchas de gladiadores. En África, Máximo demuestra ser un feroz gladiador, diestro en el combate y líder nato. Finalmente acaba siendo llevado a luchar en el imponente Coliseo de Roma, donde los hombres de Próximo son contratados para combatir en una recreación de la batalla de Zama. Ocultando su rostro con un yelmo, Máximo lidera a sus compañeros de combate y consigue una inesperada victoria con la que se ganan a un público que suplica por sus vidas. Impresionado, Cómodo desciende a la arena para conocer a los luchadores y ordena al gladiador jefe que revele su identidad. Este se vuelve, descubriendo su rostro, y le dice: «Me llamo Máximo Décimo Meridio, comandante de los Ejércitos del Norte, general de las Legiones Felix, leal servidor del verdadero emperador Marco Aurelio, padre de un hijo asesinado, marido de una mujer asesinada, y alcanzaré mi venganza en esta vida o en la otra».
Más tarde, Máximo, adorado por el público, combate contra el invicto gladiador Tigris de la Galia, al que logra vencer pero respeta la vida, en contra del deseo de Cómodo. El populacho lo bautiza por ello «Máximo el compasivo», su popularidad se dispara y Cómodo ve así frustrados sus intentos de matar al antiguo general, pues su muerte le haría perder el favor del pueblo romano. Tras este combate el antiguo criado de Máximo, Cicerón, se pone en contacto con él y le dice que su ejército todavía le es fiel. Entonces Máximo comienza a conspirar contra Cómodo junto a la hermana de este, Lucila, que siempre ha estado enamorada de él, y el senador Graco, con la finalidad última de reunirse con su ejército y completar su venganza derrocando y matando al emperador. Sin embargo, Cómodo sospecha de la traición que está urdiendo contra él su propia hermana y la amenaza con matar a su hijo si no le revela toda la conspiración. Durante el intento de huida de Máximo, la guardia pretoriana de Cómodo ataca la escuela de gladiadores, matando a Hagen y a Próximo. Juba y los supervivientes son encarcelados, mientras que Máximo logra llegar a las murallas de la ciudad a través de túneles. Allí descubre que ha caído en una trampa: Cicerón es asesinado y él capturado.
Desesperado por acabar con Máximo y demostrar su grandeza, Cómodo prepara un combate en el Coliseo contra el popular gladiador. Antes de empezar el combate, y sabiendo de su superioridad en el cuerpo a cuerpo, el emperador apuñala en la espalda a Máximo. A pesar de estar malherido, durante el combate Máximo logra desarmar al emperador, quien pide desesperado una espada a Quinto, jefe de su guardia. Este se niega a entregársela y ordena a sus hombres que hagan lo mismo. Cómodo saca en ese momento un estilete que tenía oculto bajo la armadura, pero Máximo, en un último esfuerzo, le sujeta el brazo, se lo clava al emperador en la garganta y acaba con su vida.
El moribundo Máximo, desangrado por la puñalada que le propinó Cómodo, tiene una visión de su familia en la otra vida. Quinto pronuncia su nombre, y en ese momento Máximo pide como último deseo que liberen a sus hombres y que el senador Graco sea restablecido, después recuerda las palabras de Marco Aurelio sobre la grandeza de Roma. Entonces se desploma en la arena y Lucila corre a su lado. En su última visión antes de morir, se reúne con su familia. Lucila honra su memoria con unas palabras y pide que porten su cuerpo a hombros, que es sacado de la arena por Graco y sus compañeros gladiadores. Al anochecer, Juba entierra en la arena del Coliseo las dos pequeñas figuras con las que Máximo rezaba a su mujer y su hijo y susurra: «Ahora somos libres. Volveremos a vernos. Pero aún no... aún no».
Tráiler

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