LA PESADILLA DE LA FAMILIA WATSON
Capítulo 1: La mudanza.
La familia Watson, era una familia
típica americana, habitaban en una pequeña casa en las afueras de Brooklyn. La
madre, Emilia Watson, era la presidenta del Club Nacional del Taper, el padre,
John Watson trabajaba de administrativo para una empresa de congelados. Estos
tenían tres hijas: Hillary Watson, la mayor que estudiaba primero de bachillerato, la mediana
Samantha, estaba ya en quinto curso y la pequeña Catherine, tenía apenas seis
años.
El matrimonio pasaba por una crisis,
tanto sentimental como económica se habían gastado todos sus ahorros en comprar
un televisor de cincuenta y cinco pulgadas para ver la Superbowl, así que
decidieron mudarse a una casita más pequeña y económica.
Todos estaban contentos, ya que se
mudaban cerca de la casa de los abuelos, en Manhattan, exceptuando la más pequeña,
Catherine que le daba pena abandonar su casa donde nació y creció.
El día antes de la mudanza, fue un
caos, mientras John y Emilia hacían las maletas y preparaban el coche, las
niñas preparaban cada una sus maletas, todas menos Catherine, que se encontraba
llorando junto a la chimenea en compañía de Toby, el perro de la familia
Watson.
Cuando Hillary sale de su cuarto con
la maleta lista para llevar al coche, pasa por el cuarto de sus dos hermanas, se
asusta porque sólo estaba Samantha.
Hillary no dudó en preguntarle donde estaba la
pequeña:
-¿Dónde está Catherine?
Samantha responde:
-Creo
que está abajo, porque se fue con Toby. La verdad que la encontré muy triste,
la mudanza le está afectando.
Hillary contesta:
-No te preocupes
hablaré con ella, es normal, porque es pequeña y no entiende porque nos mudamos
de casa.
Hillary continúa su camino, se dirige
a las escaleras; a medida que baja los peldaños de la escalera, escucha el
llorar de una niña pequeña de seis años, efectivamente tenía razón Samantha,
Catherine estaba llorando sobre Toby.
Hillary le pregunta a su hermana:
-¿Por qué lloras?
Catherine responde:
-Porque nos vamos de
casa y no vamos a volver nunca más, nadie recuerda todo lo que hemos vivido
aquí.
Hillary contesta:
-Sí lo recordamos, lo
que pasa que tenemos que mudarnos para cuidar de los abuelos. ¿Vamos para
arriba y te ayudo a preparar tu maleta?
La pequeña responde poco convencida:
-Vale,
vamos.
Hillary, deja su maleta en el salón
junto a la chimenea y acompaña a su hermana al piso de arriba.
Al día siguiente se levanta el padre
a las siete de la mañana, para preparar los desayunos, a las ocho estaban todos
despiertos y casi listos para despedirse de la casa.
Sobre las diez de la mañana cogen
rumbo hacia su nuevo barrio.
Capítulo 2: La Bienvenida.
Después de un largo camino, la
familia Watson se cerca a su destino, la casa de los abuelos donde
temporalmente vivirán hasta arreglar y limpiar su nueva casita.
Cuando llegan a casa de los abuelos,
ellos estaban por fuera esperándolos con un pastel de bienvenida en las manos.
La hija mediana de la familia, Samantha abrió corriendo la puerta del coche y
les dio un fuerte abrazo a sus dos abuelos.
La abuela Emilia y el abuelo Arthur
invitaron a pasar a sus huéspedes:
-Vamos a entrar que
hace frío aquí fuera.
La familia al completo entra a la
casa.
La abuela Emilia dice:
-La yaya Emilia, va a
preparar la comida mientras el abuelo Arthur les ayuda con las maletas y la
organización de los cuartos.
Después de haberse instalado y de
haber comido, pasaron el resto de la tarde hablando y jugando.
Capítulo 3: Villa
Dorita I
Al día siguiente, la familia Watson
llega al barrio de la nueva casa, se encuentran con un hombre paseando a un
perro.
John pregunta al señor:
-Perdone, estamos
buscando una casa que se llama Villa Dorita, ¿sabría decirnos dónde es?
El vecino responde:
Buenas tardes, sí es
justo la casa donde se encuentra ese gato negro.
John contesta:
-Muchas
gracias, por cierto no me he presentado, me llamo John y vamos a hacer los
nuevos inquilinos de esa casa, aunque ahora que lo pienso bien da un poco de
grima.
El hombre responde:
-Yo me llamo Alfred y
seré vuestro vecino. La verdad, es que la casa da mucho de qué hablar; hace
poco se escuchaban ruidos en ella y algunas personas del barrio dicen que han
visto gente vagando por sus instalaciones.
John se muestra sorprendido y un poco
asustado:
-Muchas gracias por la
información, pues ya nos veremos por aquí.
Alfred se despide:
-Bueno, tened cuidado.
Ya nos veremos.
La familia espera a que llegue el
vendedor de la casa, para verla por dentro.
Mientras tanto se pusieron a escuchar
música de la radio del coche.
Diez minutos más tarde apareció el
vendedor.
El vendedor saluda a la familia:
-Buenas, ¿estáis preparados para ver
la casa?
Emilia responde:
-Por supuesto, aunque
los comentarios de los vecinos nos echan un poco para atrás.
El vendedor responde con decisión:
-La gente busca
cualquier escusa para fastidiar, no se preocupen la casa es totalmente segura.
Se los dice una persona que ha vivido aquí durante toda su vida. Además es una
casa muy divertida.
Hillary comenta:
-Hemos visto un gato
negro, dicen que eso… es buena suerte.
El vendedor:
-¿Pasamos dentro?
Entran todos a la casa, primero
atraviesan un pequeño jardín, un poco misterioso.
Después del jardín misterioso nos
encontramos con una puerta grande marrón y unos dos leones a los lados, (Estos
últimos tienen un cartel que pone Bienvenidos). En la alfombra pone
“¿Preparados?”.
El abuelo Alfred, comenta entre
risas:
-Parece
que vamos a empezar un juego. ¿Catherine tú qué opinas?
Catherine responde:
-Yo
creo que es un juego.
El vendedor pregunta:
-¿Estáis listos para
continuar viendo la casa?
La familia responde al completo:
-Sí, continuemos.
Después de esa gran puerta, nos
encontramos con un salón, que tenía forma de circuito de carreras y si nos
fijamos bien, tiene hasta los coches que son los sillones de colores.
La casa no tiene nada que ver con lo
que se ve de fuera.
El vendedor comenta sobre la casa:
-Esto
es un logotipo de casa de la que no querrán salir los niños.
Catherine sonríe por primera vez
desde que se fueron de su anterior vivienda.
El padre le pregunta:
-¿Catherine
te gusta la casa?
La niña responde:
-Me encanta, es la
mejor casa del mundo.
John se dirige al vendedor:
-No lo vamos a pensar
más, la compramos.
Todos sorprendidos y Catherine a
punto de llorar de la emoción.
El vendedor:
-Si estáis tan
decididos, mañana mismo podéis veniros a vivir.
Emilia que no había hablado hasta
este momento dijo:
-De acuerdo, la casa
está a un precio razonable además nos podemos venir a vivir todos juntos y
sobra espacio, estamos cerca del centro de la ciudad.
Los nuevos inquilinos de la casa se
despiden del antiguo inquilino.
Capitulo 5: La
sorpresa.
Al día siguiente se dirige la familia
al completo a la nueva casa con el camión de mudanzas incluido.
Cuando llegan al nuevo barrio, se
encuentran con el vendedor esperándolos en la puerta de la nueva casita.
Después de todo el trámite de papeles
y demás, por fin los Watson tienen su casita.
Lo que no saben los Watson es que se
han metido en un juego y va hacer su mayor pesadilla.
No podrán salir de su casa hasta
terminarlo. Continuará…
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias, por comentar y visitar mi blog.