domingo, 13 de noviembre de 2016

La pesadilla de la familia Watson



LA PESADILLA DE LA FAMILIA WATSON

Capítulo 1: La mudanza.
La familia Watson, era una familia típica americana, habitaban en una pequeña casa en las afueras de Brooklyn. La madre, Emilia Watson, era la presidenta del Club Nacional del Taper, el padre, John Watson trabajaba de administrativo para una empresa de congelados. Estos tenían tres hijas: Hillary Watson, la mayor que  estudiaba primero de bachillerato, la mediana Samantha, estaba ya en quinto curso y la pequeña Catherine, tenía apenas seis años.
El matrimonio pasaba por una crisis, tanto sentimental como económica se habían gastado todos sus ahorros en comprar un televisor de cincuenta y cinco pulgadas para ver la Superbowl, así que decidieron mudarse a una casita más pequeña y económica.
Todos estaban contentos, ya que se mudaban cerca de la casa de los abuelos, en Manhattan, exceptuando la más pequeña, Catherine que le daba pena abandonar su casa donde nació y creció.
El día antes de la mudanza, fue un caos, mientras John y Emilia hacían las maletas y preparaban el coche, las niñas preparaban cada una sus maletas, todas menos Catherine, que se encontraba llorando junto a la chimenea en compañía de Toby, el perro de la familia Watson.
Cuando Hillary sale de su cuarto con la maleta lista para llevar al coche, pasa por el cuarto de sus dos hermanas, se asusta porque sólo estaba Samantha.
 Hillary no dudó en preguntarle donde estaba la pequeña:
-¿Dónde está Catherine?
Samantha responde:
-Creo que está abajo, porque se fue con Toby. La verdad que la encontré muy triste, la mudanza le está afectando.
Hillary contesta:


-No te preocupes hablaré con ella, es normal, porque es pequeña y no entiende porque nos mudamos de casa.
Hillary continúa su camino, se dirige a las escaleras; a medida que baja los peldaños de la escalera, escucha el llorar de una niña pequeña de seis años, efectivamente tenía razón Samantha, Catherine estaba llorando sobre Toby.
Hillary le pregunta a su hermana:
-¿Por qué lloras?
Catherine responde:
-Porque nos vamos de casa y no vamos a volver nunca más, nadie recuerda todo lo que hemos vivido aquí.
Hillary contesta:
-Sí lo recordamos, lo que pasa que tenemos que mudarnos para cuidar de los abuelos. ¿Vamos para arriba y te ayudo a preparar tu maleta?
La pequeña responde poco convencida:
-Vale, vamos.
Hillary, deja su maleta en el salón junto a la chimenea y acompaña a su hermana al piso de arriba.
Al día siguiente se levanta el padre a las siete de la mañana, para preparar los desayunos, a las ocho estaban todos despiertos y casi listos para despedirse de la casa.
Sobre las diez de la mañana cogen rumbo hacia su nuevo barrio.
Capítulo 2: La Bienvenida.
Después de un largo camino, la familia Watson se cerca a su destino, la casa de los abuelos donde temporalmente vivirán hasta arreglar y limpiar su nueva casita.


Cuando llegan a casa de los abuelos, ellos estaban por fuera esperándolos con un pastel de bienvenida en las manos. La hija mediana de la familia, Samantha abrió corriendo la puerta del coche y les dio un fuerte abrazo a sus dos abuelos.
La abuela Emilia y el abuelo Arthur invitaron a pasar a sus huéspedes:
-Vamos a entrar que hace frío aquí fuera.
La familia al completo entra a la casa.
La abuela Emilia dice:
-La yaya Emilia, va a preparar la comida mientras el abuelo Arthur les ayuda con las maletas y la organización de los cuartos.
Después de haberse instalado y de haber comido, pasaron el resto de la tarde hablando y jugando.
Capítulo 3: Villa Dorita I
Al día siguiente, la familia Watson llega al barrio de la nueva casa, se encuentran con un hombre paseando a un perro.
John pregunta al señor:
-Perdone, estamos buscando una casa que se llama Villa Dorita, ¿sabría decirnos dónde es?
El vecino responde:
Buenas tardes, sí es justo la casa donde se encuentra ese gato negro.
John contesta:
-Muchas gracias, por cierto no me he presentado, me llamo John y vamos a hacer los nuevos inquilinos de esa casa, aunque ahora que lo pienso bien da un poco de grima.
El hombre responde:
-Yo me llamo Alfred y seré vuestro vecino. La verdad, es que la casa da mucho de qué hablar; hace poco se escuchaban ruidos en ella y algunas personas del barrio dicen que han visto gente vagando por sus instalaciones.
John se muestra sorprendido y un poco asustado:
-Muchas gracias por la información, pues ya nos veremos por aquí.
Alfred se despide:
-Bueno, tened cuidado. Ya nos veremos.
La familia espera a que llegue el vendedor de la casa, para verla por dentro.
Mientras tanto se pusieron a escuchar música de la radio del coche.
Diez minutos más tarde apareció el vendedor.
El vendedor saluda a la familia:
-Buenas, ¿estáis preparados para ver la casa?
Emilia responde:
-Por supuesto, aunque los comentarios de los vecinos nos echan un poco para atrás.
El vendedor responde con decisión:
-La gente busca cualquier escusa para fastidiar, no se preocupen la casa es totalmente segura. Se los dice una persona que ha vivido aquí durante toda su vida. Además es una casa muy divertida.
Hillary comenta:
-Hemos visto un gato negro, dicen que eso… es buena suerte.
El vendedor:
-¿Pasamos dentro?
Entran todos a la casa, primero atraviesan un pequeño jardín, un poco misterioso.
Después del jardín misterioso nos encontramos con una puerta grande marrón y unos dos leones a los lados, (Estos últimos tienen un cartel que pone Bienvenidos). En la alfombra pone “¿Preparados?”.
El abuelo Alfred, comenta entre risas:
-Parece que vamos a empezar un juego. ¿Catherine tú qué opinas?
Catherine responde:
-Yo creo que es un juego.
El vendedor pregunta:
-¿Estáis listos para continuar viendo la casa?
La familia responde al completo:
-Sí, continuemos.
Después de esa gran puerta, nos encontramos con un salón, que tenía forma de circuito de carreras y si nos fijamos bien, tiene hasta los coches que son los sillones de colores.
La casa no tiene nada que ver con lo que se ve de fuera.
El vendedor comenta sobre la casa:
-Esto es un logotipo de casa de la que no querrán salir los niños.
Catherine sonríe por primera vez desde que se fueron de su anterior vivienda.
El padre le pregunta:
-¿Catherine te gusta la casa?
La niña responde:
-Me encanta, es la mejor casa del mundo.
John se dirige al vendedor:
-No lo vamos a pensar más, la compramos.
Todos sorprendidos y Catherine a punto de llorar de la emoción.
El vendedor:
-Si estáis tan decididos, mañana mismo podéis veniros a vivir.
Emilia que no había hablado hasta este momento dijo:


-De acuerdo, la casa está a un precio razonable además nos podemos venir a vivir todos juntos y sobra espacio, estamos cerca del centro de la ciudad.
Los nuevos inquilinos de la casa se despiden del antiguo inquilino.
Capitulo 5: La sorpresa.
Al día siguiente se dirige la familia al completo a la nueva casa con el camión de mudanzas incluido.
Cuando llegan al nuevo barrio, se encuentran con el vendedor esperándolos en la puerta de la nueva casita.
Después de todo el trámite de papeles y demás, por fin los Watson tienen su casita.
Lo que no saben los Watson es que se han metido en un juego y va hacer su mayor pesadilla.
No podrán salir de su casa hasta terminarlo. Continuará…





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